O caminho da China
Para aquellos donde se generó la catástrofe a cuenta de la rapacidad de los especuladores y la irresponsabilidad y complicidad oficiales con semejantes tahures de las bolsas y las finanzas, el remedio no podía ser otro: otorgar sumas multimillonarias del erario público a la propia maquinaria voraz de los culpables, al fin y al cabo, los representantes por antonomasia del capitalismo rampante.
Las solicitudes de ayuda para financieras, monopolios industriales, grandes prestamistas y poderosos inversores en apuros, llovieron sobre el Congreso, que vocero al fin de tales intereses, no dudó en aflojar las sumas para que los ricos en desgracia pudieran sobrevivir y mantener el mismo loco rumbo.
Para los desempleados y las familias que perdieron casas y bienes, por cierto, cada vez más en número, solo se reservó la magra promesa de que el futuro "será mucho mejor" gracias a los desvelos oficiales por darle sostén a los "pilares del sistema". |
En cambio, en otras fronteras, la realidad ha sido bien distinta.
No han faltado las dificultades en aquella enorme nación, desde el descenso de las ventas en el exterior hasta recortes en la adquisición de suministros básicos, sin embargo, China obró de forma más coherente y justa que las grandes potencias capitalistas.
Las producciones estancadas encontraron salida, y la gente mejoró su estatus, combinación que se aleja diametralmente de las fórmulas excluyentes aplicadas en EE.UU. y otros lares. |
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